Mariana Linares Olivera*
La inauguración del megapuerto de Chancay el pasado 14 de noviembre, con una inversión de más de 3,500 millones de dólares y capacidad proyectada de hasta 4 millones de Twenty-Foot Equivalent Unit (“TEU” es la unidad de medida estándar en transporte marítimo que equivale a un contenedor de 20 pies de largo), no solo marca un hito en la infraestructura logística del Perú, sino que también simboliza el tránsito geopolítico hacia un mundo multipolar en el marco de la permacrisis global, de la cual los organismos multilaterales de la OTAN y la ONU son juez y parte en la definición de conflictos bélicos que no cesan y se está optando por una des-occidentalización del mundo, e incluso desde una óptica en lo cotidiano y generando movimientos contraculturales con nuevos canales de comunicación. Liderado por la empresa china Cosco Shipping Ports Limited, el Perú se ha integrado en la Nueva Ruta de la Seda, este proyecto fortalece las rutas comerciales con Asia, especialmente con China. Este puerto también beneficiará a los países vecinos, consolidándose como un nodo clave en el comercio transoceánico.
China el nuevo socio de América Latina
Sin embargo, la influencia de China en América Latina genera tensiones con Estados Unidos, especialmente en sectores estratégicos como las telecomunicaciones. En Ecuador, la Corporación Financiera Internacional para el Desarrollo (DFC) de EE. UU. acordó en 2021 financiar el pago de préstamos chinos a cambio de excluir a Huawei de sus redes de telecomunicaciones. De manera similar, en Chile, la elección de una ruta de cable de fibra óptica transpacífico entre Valparaíso y Tokio, liderada por Japón, evitó incluir a China en este estratégico proyecto de conectividad. Estos casos reflejan cómo los países de la región están tomando posicionamiento respecto a una política de coacción y beneficios replicando estrategias al estilo del Plan Marshall por temor a represalias en sus acuerdos bilaterales.
En este contexto, las contradicciones se han agudizado más con la reciente propuesta del asesor del equipo de transición de Donald Trump, Mauricio Claver-Carone, de aplicar un arancel del 60% a los productos provenientes de China y otros países que pasen por el puerto de Chancay. Según Claver-Carone, esta medida busca frenar el transbordo, una práctica que permite a los productos evadir aranceles más altos al ser reexportados desde puertos controlados por China. Además, el arancel sería un intento de limitar la influencia económica y geopolítica del gigante asiático en la región, desalentando el desarrollo de infraestructuras estratégicas bajo control chino.
China consolida las bases y continuidad de la Multipolaridad
En la época poscontemporánea, marcada por una crisis constante y la fragmentación de verdades hegemónicas, el puerto de Chancay refleja el avance de nuevas potencias, como China, que buscan equilibrar las dinámicas globales. La racionalidad moderna-contemporánea, que históricamente justificó la exclusión y dominación de “el otro” bajo paradigmas coloniales y capitalistas, se enfrenta a su obsolescencia ante la emergencia de nuevos actores geopolíticos creando un bloque histórico desde los BRICS, que en 2024 incluyen a Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica, Egipto, Etiopía, Irán y Emiratos Árabes Unidos, representando una alternativa hegemónica. China, a través de proyectos como Chancay y su participación en más de 101 puertos en todo el mundo, plantea una alternativa a la hegemonía unipolar occidental.
En un contexto de transición global, la frase de Napoleón Bonaparte: “China es un gigante dormido. Dejadlo dormir porque, cuando despierte, el mundo se sacudirá”, adquiere renovada vigencia. Este despertar no solo ha redefinido el panorama global, alejándose de la lógica bélica como eje de poder, sino que ha abierto caminos hacia una integración económica basada en cooperación y participación. Como señaló José Carlos Mariátegui, “Con la China revolucionaria y resurrecta están todas las fuerzas progresistas y renovadoras, de cuyo prevalecimiento final espera el mundo nuevo la realización de sus ideales presentes”.
Un vínculo histórico renovado: “Los nada de hoy; todo han de ser”
La migración china no se dio por un sentido de dominación ni bajo ideales extractivistas de dueñeidad a nuestro territorio como sí lo hicieron otras potencias que nos mantienen en un ciclo de monocultivo y patio trasero de entrenamiento militar; por eso es muy importante repasar el vínculo histórico entre China y Perú que se remonta al arribo de los primeros culíes en 1849, promovido por la abolición de la esclavitud bajo el gobierno de Ramón Castilla y la necesidad de mano de obra en la agricultura y las islas guaneras. Sin embargo, esta migración estuvo marcada por la trata de semiesclavitud, con contratos firmados bajo coerción y condiciones laborales inhumanas. Entre 1849 y 1880 llegaron al Perú cerca de 100,000 chinos, quienes enfrentaron explotación severa en haciendas y las islas guaneras, donde el guano fue clave para la economía peruana. Era extraído en condiciones extremas que incluían castigos físicos y trabajos forzados.
Pese a ello, los culíes chinos dejaron una huella cultural y económica significativa en el Perú. En la época de la prosperidad falaz, el Perú era un enclave económico de potencias imperialistas, pero los chinos compartieron sus tradiciones con las poblaciones indígenas, creando nexos que aún perduran y se conmemoran. Este legado se refleja hoy en la integración amistosa entre ambas civilizaciones. Como destacó Xi Jinping en su texto de bienvenida en el marco de la APEC, el nuevo orden mundial demanda cooperación entre pueblos, y el reconocimiento del pasado permite construir un futuro más equitativo. Así, las luchas emancipatorias pendientes desde el sur encuentran en este vínculo histórico un referente para la reivindicación de los ideales mariateguistas del cual filosóficamente nos encontramos más cercanos y comprometidos: justicia social y solidaridad internacional.
Hub Logístico para Asia
El Perú mantiene una posición estratégica frente a la inversión china, evidenciada en el significativo volumen comercial que representa el 36% de las exportaciones peruanas y un superávit comercial de 14,000 millones de dólares, del cual 10,000 millones corresponden al intercambio con China. La inversión china en el país alcanza aproximadamente 31,000-32,000 millones de dólares, siendo el megapuerto de Chancay un ejemplo emblemático. La posición peruana, debe mantener un equilibrio estratégico sin tomar partido por ninguna potencia, aprovechando la coyuntura geopolítica para diversificar sus relaciones comerciales e inversiones con otros actores como Japón y Europa, evitando así la dependencia de un solo país, aprovechando que se constituya un crecimiento sostenido en nuestra economía.
Conclusión
El puerto de Chancay no es simplemente una infraestructura logística, sino un microcosmos de las transformaciones geopolíticas de nuestra era. Representa el tránsito de un orden unipolar hacia un mundo multipolar, donde el sur global desempeña un papel central. En medio de la permacrisis que caracteriza la época poscontemporánea, Chancay redefine el rol de Perú en el comercio global y lo sitúa como un eje estratégico en el nuevo horizonte civilizatorio que emerge.
Estas dinámicas confirman que el despertar de China no solo impacta a nivel económico, sino también a nivel político, cultural e ideológico, impulsando un modelo que busca la integración y la cooperación en contraposición a las estrategias de exclusión y conflicto. Como Napoleón y Mariátegui anticiparon en diferentes épocas, la revolución del gigante asiático marca una nueva etapa en la historia mundial, donde la multipolaridad y la integración pueden ser el camino hacia un equilibrio global más justo.
Fuentes: MINCETUR, ProInversión, Bloomberg, Council on Foreign Relations, Asia Nikkei, Andina, María Osterloh, Revista Comunicación (2024), Figuras y aspectos de la vida mundial III. Obras completas de José Carlos Mariátegui. Editorial Amauta (1983). Antonio Raimondi. El Perú. Mis primeros viajes. Parte preliminar, tomo I. capítulo I, 1874.
*Socióloga por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos e integrante de Centro Patria.